jueves, 6 de diciembre de 2012

Origen de la palabra "anacoluto"

El anacoluto es un quiebre en la construcción del discurso. Bastante común en la lengua oral y muy criticado por los puristas, puede emplearse en el texto escrito con fines estilísticos.
«Yo no estoy de acuerdo contigo en eso... bueno, pero ahora vamos a divertirnos, otro día lo hablamos».
En la antigua retórica el anacoluto era reconocido como una «figura», es decir, una especie de ornamento del texto oratorio. La palabra proviene del griego anakolouzos 'inconsecuente' porque el hablante se desvía de la dirección en que había iniciado su discurso.

Doble negación: no vino nadie, no hice nada, no tengo ninguna

En español existe un esquema particular de negación, que permite combinar el adverbio no con la presencia de otros elementos que tienen también sentido negativo. 

Los adverbios nunca, jamás, tampoco, los indefinidos nadie, nada, ninguno, la locución en la/mi/tu/su vida y los grupos que contienen la palabra ni aparecen siempre en oraciones de sentido negativo. Si estos elementos van antepuestos al verbo, este no va acompañado del adverbio de negación no: Nunca voy al teatro; Él tampoco está de acuerdo; Jamás lo haré; Nadie lo sabe; Nada de lo que dice tiene sentido; Ninguno de ellos es actor; En su vida lo conseguirá; Ni su padre lo perdonaría.

Pero si van pospuestos al verbo, este debe ir necesariamente precedido del adverbio no: No voy nunca al teatro; Él no está de acuerdo tampoco; No lo haré jamás; No lo sabe nadie; No tiene sentido nada de lo que dice; No es actor ninguno de ellos; No lo conseguirá en su vida; No lo perdonaría ni su padre. La concurrencia de esas dos «negaciones» no anula el sentido negativo del enunciado, sino que lo refuerza.

Seis claves para usar las siglas y las abreviaturas

Las siglas y las abreviaturas tienen características distintas; conocerlas permite escribir las siglas y las abreviaturas apropiadamente.
Siglas
  1. Se forman por lo general con las iniciales de la expresión que abrevian, normalmente las iniciales de los sustantivos y los adjetivos (Organización de las Naciones Unidas: ONU), pero a veces también las de otras palabras (organización no gubernamental: ONG).
  2. No llevan punto abreviativo: ONU, no O. N. U.
  3. Las Academias de la Lengua desaconsejan el uso de una ese minúscula para formar el plural en la forma escrita (las ONG mejor que las ONGs), aunque en la lengua oral es normal y correcto que se pronuncie la ese («oenegés»).
Abreviaturas
  1. Se forman con parte de la palabra o la expresión que abrevian; una palabra puede tener más de una abreviatura: para página, por ejemplo, se usan p. y pág.
  2. Llevan punto abreviativo (a. C.; pl., admón.) o, más raramente, barra (c/ Bailén); en las abreviaturas con más de un elemento, tras el punto abreviativo se deja un espacio (se escribe EE. UU. y no EE.UU.); si la abreviatura lleva una parte volada, el punto se coloca antes de esta (n.º, no nº. ni ).
  3. Cuando tienen más de una letra, generalmente se pluralizan añadiendo una ese (pág. – págs.); si constan de una sola letra, esta se suele duplicar (p. – pp.)

"Paradoja"

La definición que el DRAE nos de la palabra paradoja es, cuando menos, bastante curiosa. Bajo el nombre paradoja remite al masculino de ese mismo vocablo: “paradojo”. Y bajo este, en primer  lugar dice que es un adjetivo, auque desusado, equivalente a lo que  hoy se entiende generalmente por paradójico. En una segunda acepción lo define como “Idea extraña u opuesta a la común opinión  y al sentir de las personas” Y continúa: “|| 3. Aserción inverosímil o  absurda, que se presenta con apariencias de verdadera. || 4. Ret. Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o  frases que envuelven contradicción. Mira al avaro, en sus riquezas, pobre”.

Otros diccionarios más actualizados hacen de paradoja una  definición más realista. El Diccionario CLAVE, por ejemplo, dice: “1. Hecho extraño, absurdo u opuesto a la opinión o al sentir generales:  Es una paradoja que el más avaro de tus amigos te haya hecho el  regalo más caro. 2. Figura retórica consistente en unir ideas aparentemente contradictorias e irreconciliables: La frase de Santa  Teresa ‘Que muero porque no muero’ contiene  una paradoja (…)”. En el Diccionario del español actual, de Manuel Seco, Olimpia  Andrés y Gabino Ramos, leemos: “Hecho o dicho aparentemente  contrarios a la lógica. (…) b) Figura retórica que consiste en una  expresión que encierra una aparente contradicción (…)”. Y el Diccionario de uso del español de América y España VOX registra: “1. Dicho o hecho que parece contrario a la lógica: perseguir la paz  con la violencia es una extraña paradoja; la paradoja es que los denunciados son más honestos, legales y admirables que el  pretendido mundo exterior, oficial y legalizado. 2. Figura de pensamiento que cosiste en emplear expresiones que aparentemente envuelven una contradicción: “nacer para vivir muriendo” es una paradoja (…)”.  

Lo cierto es que el uso común del vocablo paradoja, para referirse a un hecho que es por definición contradictorio, como los que abundan en la actividad cotidiana, sobre todo en el mundo de la política, no es sino la popularización, fuera del ámbito de la Retórica, y en general de la literatura, de lo que los diccionarios definen como una figura retórica, casi idéntica a lo que también se conoce como oxímoron.

En Venezuela tenemos una expresión popular que define muy bien lo  que es la paradoja. Cuando queremos referirnos a alguien que acusa a otros de sus propios defectos, exclamamos: “¡Cachicamo diciéndole a morrocoy conchudo!”.

Paradoja viene del vocablo latino paradoxus, y este del griego paradoxos.

Origen de la palabra "solidaridad"

Solidaridad nos viene del francés solidarité, pasando por el latín solidus, voz técnica de la geometría que se refería, como hoy, a los cuerpos de tres dimensiones. La palabra tiene derivados como el verbo solidare, 'hacer sólida una cosa', 'consolidar'. En el francés judicial del siglo XV, solidaire 'solidario'refería a una situación en la que cada uno respondiera por todos. 

En el siglo XVIII, Diderot usó la palabra por primera vez con su acepción actual de 'adherido a una causa'. 'Solidario' se aplica también a objetos cuyo movimiento depende recíprocamente de otro, como las piezas de un engranaje. El latín solidus dio lugar a otras palabras de nuestra lengua, como 'sueldo' y 'soldado'. Provenía de la raíz indoeuropea sol-, que también está en el origen de 'salud', y 'salvar'. Pero esas son otras historias...

Detrás de mí, encima de mí, al lado mío

En la lengua culta debe evitarse el uso de adverbios como cerca, detrás, delante, debajo, dentro, encima, enfrente con adjetivos posesivos; así pues, no debe decirse detrás mío, encima suya, etc., sino detrás de mí, encima de él, etc.

El origen de este error está en equiparar el complemento preposicional introducido por la preposición de (detrás de María) con los complementos de posesión, de estructura formalmente idéntica (la casa de María). Sin embargo, se trata de construcciones diferentes: en la primera (detrás de María), el núcleo del que depende el complemento preposicional es un adverbio (detrás), mientras que en la segunda (la casa de María) es un sustantivo (casa). Puesto que los adjetivos posesivos son modificadores del sustantivo, solo si el complemento encabezado por de depende de un sustantivo puede sustituirse sin problemas por un posesivo:

la casa de María = su casa o la casa suya.
Sin embargo, los adverbios no son susceptibles de ser modificados por un posesivo, de forma que no admiten la transformación descrita:

detrás de María no equivale a *su detrás, por lo que no es admisible decir detrás suya ni detrás suyo.

En consecuencia, para discernir si es o no correcta una expresión con posesivo, debemos fijarnos en la categoría de la palabra núcleo: si es un sustantivo, será correcta (puede decirse al lado mío, pues lado es un sustantivo); pero no será correcta si se trata de un adverbio (no puede decirse cerca mío, pues cerca es un adverbio). 

Para no equivocarse, resulta útil saber que si se puede usar el posesivo átono antepuesto, la construcción con el posesivo tónico pospuesto será también válida: 

Estoy al lado de María > Estoy a su lado > Estoy al lado suyo (CORRECTO)
 
  Giraban alrededor de ti > Giraban a tu alrededor > Giraban alrededor tuyo (CORRECTO)
  pero

  Estoy detrás de María > *Estoy en su detrás > Estoy detrás suyo/suya (INCORRECTO).
 
  Vive cerca de ti > *Vive en tu cerca > Vive cerca tuyo/tuya (INCORRECTO).

  Por último, es importante señalar que el posesivo pospuesto debe concordar en género con el sustantivo al que modifica; así pues, debe decirse al lado suyo (y no al lado suya), puesto que el sustantivo lado es masculino.

Origen de la palabra "ladrón"

Los mercenarios que formaban parte de la escolta de los emperadores de Roma se llamaban latro, latronis, y el verbo latrocinare significaba "servir en el ejército".

Con la descomposición del Imperio romano, la paga de los latronis empezó a demorarse hasta que terminó por no llegar más, con lo que, por tratarse de asalariados que tenían el derecho de portar armas, se convirtieron en ladrones y salteadores, dando lugar al significado actual de ladrón y latrocinio.

"Lambucio"

Hoy un poco olvidado. Pero sí está en el DRAE, 22ª edición (2001), si bien su definición es muy deficiente. Dice, en efecto, marcado como venezolanismo: “Dicho de una persona: Que acostumbra comer entre comidas. || 2. Tacaño o avaro en las  cosas pequeñas o en pequeña cantidad”. Aparte de lo impreciso de la 2ª acepción, toda la definición es muy pobre, y no refleja la gran riqueza semántica con que este adjetivo es usado en nuestro país.

Mucho más preciso es el Diccionario de venezolanismos (Tejera et al): “1. Se dice de quien acostumbra comer entre comidas, registrando en busca de sobras de la comida anterior. Goloso. 2. Tacaño o avaro en las cosas pequeñas o en las  pequeñas cantidades. 3. Pobre, maltrecho. 4. fig. Canalla, pobre de espíritu. 5. fig. Zul. Entrometido. 6. fig. Zul. Se aplica a la persona que pretende sacar provecho material,  aunque sea escaso, de todas las situaciones. Logrero”.

Aún más completo es el Diccionario del habla actual de Venezuela (F. J. Pérez y R. Núñez): 1. Persona de escasos recursos económicos y generalmente de poca cultura. 2. Persona que actúa servilmente o halaga a alguien con el fin de  conseguir algún beneficio. 3. Persona o cosa que no se considera importante. 4. Persona que continua e insistentemente pide, busca y aprovecha todos los beneficios, especialmente  materiales, que pueda obtener de quienes se encuentren cerca. 5. Persona o animal que come o lame los  restos de alimentos dejados por otros. 6. Persona que come  con avidez. 7. Andes. Persona que come excesivamente”. Todas estas acepciones llevan la marca de coloquial y despectivo, y, en general, puede decirse   que en Venezuela el “lambucio” es un ser despreciable.

 A juzgar por estas definiciones, es inexplicable que “lambucio” se use poco, puesto que hoy como nunca abundan los hombres y mujeres a los que caben exactamente todos estos calificativos. Es, pues, otra de las viejas palabras que debemos reivindicar y desempolvar.

 “Lambucio” viene de “lamber”, que es una forma popular e inculta de pronunciar el verbo “lamer”, definido como “Pasar la lengua por la superficie de algo” (DRAE).

"Secuestradores" no son "captores"

Una de las características de la redacción periodística es la búsqueda de sinónimos para evitar la repetición de una misma palabra varias veces seguidas en una noticia, y esa búsqueda propicia que algunas veces se caiga en el error de usar como sinónimas palabras que no lo son.

La Fundéu BBVA ha detectado que en algunos medios de comunicación, al informar sobre la situación de los tres miembros de una ONG española secuestrados en el Sáhara, se utiliza la palabra captores como sustituta de secuestradores o raptores, y si bien estas dos últimas sí tienen el mismo significado, eso no ocurre con captores.

Los verbos secuestrar y raptar significan lo mismo en español: 'retener indebidamente a una persona para exigir dinero por su rescate, o para otros fines'. Mientras que capturar es 'aprehender, apoderarse de cualquier persona, animal o cosa que ofrezca resistencia'.

Vistas esas definiciones, la Fundéu BBVA explica que serán la policía o el ejército los que capturen a los secuestradores, pero estos últimos no capturaron, sino que secuestraron o raptaron a los cooperantes españoles.

Eliminación de la tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres demostrativos incluso en casos de posible ambigüedad

La palabra solo, tanto cuando es adverbio y equivale a solamente (Solo llevaba un par de monedas en el bolsillo) como cuando es adjetivo (No me gusta estar solo), así como los demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales, funcionen como pronombres (Este es tonto; Quiero aquella) o como determinantes (aquellos tipos, la chica esa), no deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por tratarse de palabras llanas terminadas en vocal o en -s, bien, en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en consonante distinta de n o s.
 
  Aun así, las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres demostrativos para distinguirlos, respectivamente, del adjetivo solo y de los determinantes demostrativos, cuando en un mismo enunciado eran posibles ambas interpretaciones y podían producirse casos de ambigüedad, como en los ejemplos siguientes: Trabaja sólo los domingos [= ‘trabaja solamente los domingos’], para evitar su confusión con Trabaja solo los domingos [= ‘trabaja sin compañía los domingos’]; o ¿Por qué compraron aquéllos libros usados? (aquéllos es el sujeto de la oración), frente a ¿Por qué compraron aquellos libros usados? (el sujeto de esta oración no está expreso y aquellos acompaña al sustantivo libros).

  Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde en el adverbio solo y los pronombres demostrativos no cumple el requisito fundamental que justifica el uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o acentuadas a palabras átonas o inacentuadas formalmente idénticas, ya que tanto solo como los demostrativos son siempre palabras tónicas en cualquiera de sus funciones. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, no tildar nunca estas palabras.

  Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo de sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio solo), una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras que fuerce una única interpretación.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

satisfacer, conjugación correcta

El verbo satisfacer es irregular y se conjuga como el verbo hacer, de modo que lo adecuado es satisfará, no satisfacerá.

En ocasiones se encuentra en la prensa un uso incorrecto de algunas formas del verbo satisfacer: «Satisfacerá a aquellos directivos con una visión economista»; «La consulta no satisfacerá a todos los sectores porque siempre habrá quienes consideren que su posición ha perdido».

Según se explica en el Diccionario panhispánico de dudas, el verbo satisfacer, con el sentido de ‘calmar o hacer desaparecer algo, especialmente un deseo, necesidad o duda’ o de ‘dar gusto a alguien’, es un verbo irregular y se conjuga como el verbo hacer.

Por tanto, es inapropiado usar formas como satisfací, satisfaciera, satisfacería, satisfacerá, entre otros, en vez de satisfice, satisficiera, satisfaría o satisfará.

Doble negación: no vino nadie, no hice nada, no tengo ninguna

En español existe un esquema particular de negación, que permite combinar el adverbio no con la presencia de otros elementos que tienen también sentido negativo. 

Los adverbios nunca, jamás, tampoco, los indefinidos nadie, nada, ninguno, la locución en la/mi/tu/su vida y los grupos que contienen la palabra ni aparecen siempre en oraciones de sentido negativo. 

Si estos elementos van antepuestos al verbo, este no va acompañado del adverbio de negación no: Nunca voy al teatro; Él tampoco está de acuerdo; Jamás lo haré; Nadie lo sabe; Nada de lo que dice tiene sentido; Ninguno de ellos es actor; En su vida lo conseguirá; Ni su padre lo perdonaría

Pero si van pospuestos al verbo, este debe ir necesariamente precedido del adverbio no: No voy nunca al teatro; Él no está de acuerdo tampoco; No lo haré jamás; No lo sabe nadie; No tiene sentido nada de lo que dice; No es actor ninguno de ellos; No lo conseguirá en su vida; No lo perdonaría ni su padre. La concurrencia de esas dos «negaciones» no anula el sentido negativo del enunciado, sino que lo refuerza.

"Granuja"

Según el DRAE el sustantivo “granuja” significa “Uva desgranada y separada del racimo. || 2. Grano interior de la  uva y de otras frutas, que es su simiente. || 3. coloq. Conjunto de pillos o pícaros. || 4. coloq. Muchacho  vagabundo, pilluelo. || 5. Bribón, pícaro”.

Las dos primeras acepciones no son usuales en Venezuela. La tercera, “conjunto de  pillos o pícaros”, tampoco. Las otras dos, de uso coloquial, “muchacho vagabundo,  pilluelo” y “Bribón, pícaro”, sí se conocen entre nosotros, si bien el  vocablo se usa poco, y aunque estas dos acepciones aparecen marcadas como coloquiales, entre nosotros “granuja” suena mas bien a expresión culta, y por ello es de poco empleo, frente a  expresiones más comunes como “sinvergüenza”, “bellaco” o “maula”.

“Bribón”, dado como sinónimo de “granuja”, es definido  por el DRAE como “Haragán, dado a la briba. || 2. Pícaro,  bellaco” (“briba”: “holgazanería picaresca”). Y de “pícaro” dice el mismo diccionario: “Bajo, ruin, doloso, falto de honra y  vergüenza. || 2. Astuto, taimado. || 3. Que implica cierta intención impúdica. Una mirada pícara. || 4. Dañoso y malicioso en su línea. || 5. Persona de baja condición, astuta,  ingeniosa  y de mal vivir, protagonista de un género literario surgido en  España (…)”.

Aunque todas estas definiciones son válidas –independientemente de que algunas de ellas se usen aquí o no–, conviene advertir que “pícaro” tiene en Venezuela un uso coloquial que no aparece en la definición del DRAE, como es el de persona ingeniosa, inquieta, simpática, practicante de una viveza bien entendida, que no es el tipo de viveza despreciable y hasta delictiva. Ese concepto venezolano del “pícaro” lo representa muy bien un amable y simpático personaje de nuestro folklore, el conocido Tío Conejo, tal como lo registra Alberto Arvelo Torrealba en una de sus décimas: “El vaco anida en borales / donde el pichón  no peligre, / pero allá viene Tío Tigre / por  entre los matorrales. / ¿Quién pudo hacerle señales / al dormido pajarraco? / Llévate el nido en un saco / para el boralito viejo, / el pícaro Tío Conejo / le dijo al pájaro vaco”.

“Granuja” proviene de un derivado del vocablo latino “granum”, que significa “grano”.

Origen de la palabra "fisco"

Los publicanos, cobradores de impuestos de la antigua Roma, acostumbraban a recoger el dinero cobrado en unas cestas de mimbre o de juncos, que en latín se conocían como fiscus, según se verifica en los textos de Cicerón. Con el tiempo, el propio Tesoro público tomó el nombre de la cesta, y Séneca, que vivió un siglo después de Cicerón, llamaba fiscus al Tesoro del Imperio.

La palabra fisco ingresó al español con ese sentido y así figura en el Diccionario latino español, de Nebrija. De ella se derivaron más tarde fiscal, fiscalía y confiscar, esta última formada con el prefijo con-, que significa «incorporar al fisco».

Origen de la palabra "retórica"

Del latín rhetorica y este del griego rhetoriké 'retórica', femenino en esa lengua de rethorikós 'relativo a la oratoria', era el nombre que en la antigüedad clásica se daba al 'arte de hablar bien en público. La palabra se formó en griego a partir de rethor 'orador', del indoeuropeo wretor 'el que habla', derivado de wre- 'hablar' + el sufijo nominal 'ikós'.

La retórica nació en Siracusa, hacia el año 485 a. de C., en medio de disputas de tierra que se desencadenaron tras la caída de los tiranos Gelón y Hierón. Hubo juicios públicos por la propiedad de la tierra y el arte de la palabra adquirió enorme importancia. Empédocles de Agrigento y su discípulo Córax de Siracusa daban clases de oratoria. Por esos años, se empezaba a desarrollar la democracia ateniense, con lo que la elocuencia adquirió gran importancia para dirigirse a la Ekklesía, la asamblea de ciudadanos. En el siglo IV Aristóteles sistematizó la retórica y la definió como "el arte de extraer de su tema toda la persuasión que encierra".

Origen de la palabra "mojigato"

En algunas regiones de España, mojo es una interjección utilizada para llamar al gato, tan arraigada que muchos la usan para nombrar al felino, como si fuera un sinónimo.

Con el tiempo, esta doble denotación dio lugar a mojigato, que se usa para aludir a la persona que tiene dos caras, mostrando en su carácter dos rasgos opuestos del gato doméstico o que, al menos, se le suelen atribuir: por un lado, el animal es suave, modoso y temeroso, y por otro, taimado y traicionero, capaz de atacar cuando nadie lo espera.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Pacotilla

La palabra pacotilla, de neto sabor coloquial, hoy día se usa mucho menos que antes, a pesar de su rico contenido semántico. Pacotilla se define como ³Porción de géneros que los marineros u  oficiales de un barco pueden embarcar por su cuenta libres de flete² (DRAE). Dice también el diccionario que pacotilla es, en Chile,  Guatemala y Honduras, ³Chusma, gente baja y maleante². Y en El  Salvador y Nicaragua ³pandilla. (Grupo de amigos)². El DRAE registra  además dos frases expresivas: ³Hacer alguien su pacotilla: Reunir un caudal más o menos grande con una especulación, empleo o trabajo cualquiera² y ³ser de pacotilla algo: Ser de inferior calidad, o estar  hecho sin esmero².

Fácilmente se percibe en la palabra pacotilla un airecillo  despectivo, y hasta una cierta relación semántica con lo delictivo,  sobre todo en la primera acepción que da el DRAE (³Porción de géneros que los marineros u  oficiales de un barco pueden embarcar por su cuenta libres de flete²), que inevitablemente se asocia con la idea de contrabando, aunque en este caso se trataría de algo así como un  contrabando legalmente autorizado.

En Venezuela usamos el vocablo pacotilla más que todo según  el último registro del DRAE: ³Ser de inferior calidad, o estar  hecho sin esmero². Esta acepción parece tener hoy día mayor uso, en general, que las  otras, hasta el punto de que un diccionario muy moderno, como es el Diccionario del español actual, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y  Gabino Ramos, la da en primer lugar: ³Conjunto de objetos, generalmente pequeños, de baja calidad², e incluye también la expresión ³de pacotilla², definida como ³De baja calidad². En concordancia con esto el Diccionario de venezolanismos (M. J. Tejera et al) asienta: ³PACOTILLA: 1. Mercancía menuda o de poco valor; baratija. 2. Cosa de mala calidad². Asimismo el Diccionario del habla actual de Venezuela  (R. Núñez / F. J. Pérez) registra: ³pacotilla: Mercancía o producto ordinario o de calidad inferior², y también, como coloquial en los Andes, ³Ropa basta que se vende en los mercados públicos de pueblo². Y don Lisandro Alvarado define la expresión de pacotilla como ³Frase adverbial aplicada a la mercancía o producto de calidad basta, inferior, ordinaria o vulgar (Glosarios del  bajo español en Venezuela. Obras completas de Lisandro Alvarado. T. II. M. de E. Caracas; 1954. p. 339). (Š)².

Hace algunos años se hizo muy popular en Venezuela una cadena de tiendas, conocidas como Pepe Ganga, que se  especializaba en vender objetos, especialmente ropa, de pacotilla.

Es curioso que ninguno de los diccionarios citados diga explícitamente que en nuestro país es común que la palabra pacotilla  no se refiera sólo a mercancías u objetos, sino también a las personas. De modo que no es raro oír o leer frases como ³Ella tiene    un marido de pacotilla²; ³Ese es un ministrico de pacotilla²; ³Fulano es  un pobre diablo, un escritorzuelo de pacotilla².

La expresión ³de pacotilla² suele reemplazarse por ³de utilería².

Pacotilla deriva de paca, ³Fardo o lío, especialmente de lana o de algodón en  rama, y también de paja, forraje, etc² (DRAE). De ahí deriva también paquete, a través del francés paquet.

El oxímoron

Entre las figuras retóricas del tipo de las figuras de construcción  también destaca el oxímoron, menos frecuente en el habla común, pero igualmente importante. A veces lo empleamos sin saberlo, como en los demás casos, aunque es más elaborado, pero de todos modos suele usarse de manera inconsciente. Consiste en una antítesis en que se emplean dos palabras o frases de significados opuestos, dando vida así a una nueva expresión, que de hecho integra las otras dos, pero tiene un significado diferente. Como cuando decimos, por ejemplo, agridulce, claroscuro, música callada, soledad sonora, estruendoso silencio, difícil facilidad... En el trasfondo de estas expresiones hay,  sin duda, un valor metafórico.

Son expresiones que se emplean en el lenguaje común, aunque dentro de un contexto de cierto nivel culto; pero el oxímoron se usa más frecuentemente en el lenguaje literario. La ardiente paciencia es el título de una novela del chileno Antonio Skármeta, en el que se contrapone la sensación de ardor, a la idea sosegada de la paciencia. Don Pedro Calderón de la Barca, uno de los más  eminentes poetas y dramaturgos españoles, de la época barroca, en su obra de teatro más importante, La vida es sueño, emplea varias  veces el oxímoron. Por ejemplo, en el monólogo de Segismundo, al comienzo de la obra, dice el prisionero: ³Inmóvil bulto soy de fuego y hielo². Y también: ³Una prisión oscura / que es de un vivo cadáver sepultura². En el primer ejemplo se emplean los términos contrapuestos fuego y hielo, y en el otro los vocablos vivo y cadáver. En ambos casos la contraposición semántica da origen a una tercera idea, muy bien definida: la imagen de un prisionero que se queja de su desgracia, y que oscila entre la indignación (fuego) y la frialdad de la impotencia (hielo), y siente que es un cadáver, pero sigue vivo.

Un venezolano que usó mucho el oxímoron, a veces  combinado con otras figuras retóricas, fue Alfredo Arvelo Larriva, el mayor de nuestros poetas modernistas. Veamos una muestra: ³Con el herido corazón vendado / por ti, me desespero de esperanza². ³Y tras los lentes claros, las pupilas oscurasŠ². ³¹¡Canta! Sobre la lira es impotente / la injusticia brutal de la justicia². ³Noche de carnaval. Cuerda locura / se desbordaba en olas de alegría². ³¡Oh ruso rudo y fuerte, suerte de anciana encina / que aun reverdece bajo los copos del invierno². ³Y bajé la calle por tornar a verlos, / y torné a subirla por afán de ver².

También en la prosa literaria se usa el oxímoron. Alejo Carpentier, en un pasaje de su novela El siglo de las Luces dice: ³Šel adolescente miraba la ciudad, extrañamente parecida, a esta hora de reverberaciones y sombras largas, a un gigantesco lampadario barrocoŠ²; aquí se contraponen reverberaciones y sombras largas. También: ³Šun crepúsculo que pronto incendiaría el cielo durante unos minutos, antes de disolverse en una noche repentinaŠ², donde contrastan  la idea de incendiar el cielo y la imagen de la noche repentina. Más adelante describe un personaje agobiado por un ataque de asma, y dice que ³exhalaba un silbido sordo², contraponiendo el sonido agudo de un silbido a un sonido bajo. A renglón seguido habla de sus ojos, ³ausentes a pesar de su fijeza², enlazando dos ideas igualmente contrapuestas: la ausencia metafórica de los ojos y la fijeza de su  mirada.

Como se ve, el oxímoron es una figura retórica de gran fuerza  expresiva.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Origen de la palabra "ídolo"

Los ídolos son imágenes construidas por el hombre. En cierta época y en determinadas culturas, fueron adoradas porque se las consideraba residencia de entidades sobrehumanas, generalmente de orden divino.

La adoración de ídolos se llama idolatría, una práctica que, por ser común a la mayoría de las civilizaciones, llevó a algunos antropólogos a la conclusión de que constituyó una fase de la evolución religiosa del hombre.

Ídolo
llegó a nuestra lengua procedente del latín tardío idolus y este, del griego éidolon 'imagen', que se formó a partir de eidon 'obra artesanal'. Desde que Moisés destruyó el becerro de oro hace más de tres mil años, muchas religiones han atacado la adoración de ídolos. Sin embargo, a lo largo del siglo XX, la palabra fue adquiriendo otro significado, además del de "objeto de culto". La Academia describe hoy ídolo también como "persona o cosa amada o admirada con exaltación", definición que se extiende a astros del deporte o del mundo del espectáculo, como vemos en este texto del escritor mexicano Leo Mendoza:
Fuente ha sido el mejor jugador que ha dado México, hay que creerle. Porque su padre lo llevó a verlo jugar al estadio de Vélez Sarfield y fue su ídolo los tres años que permaneció en el equipo: bueno para el regate, para el desborde y para tirar a gol.

Origen de la palabra "orgía"

ídolo Fiesta en que se come y se bebe inmoderadamente, y se cometen excesos sexuales.

Orgía llegó al español procedente del término francés orgie y este, del latín orgia y del griego órgion 'misterio o ceremonia religiosa'.

Las primeras orgías fueron las dionisíacas, fiestas religiosas griegas en homenaje a Dioniso y posteriormente, las bacanales —su equivalente latino—, fiestas en homenaje a Baco, nombre romano de Dioniso.

Al principio, las dionisíacas eran fiestas de mujeres solamente; pero a partir de cierta época, también comenzaron a participar hombres, con lo que las ceremonias religiosas se convirtieron en reuniones de sexo grupal relacionadas con el culto a la fertilidad.

Las bacanales romanas eran banquetes interminables, regados con mucho vino, que desembocaban en la práctica de sexo grupal y que, con frecuencia, terminaban en violencia y muerte. Por esa razón, fueron prohibidas por el Senado en el siglo II a. de C.

martes, 21 de agosto de 2012

Origen de la palabra "agosto"

La historia de este mes se remonta a más de dos mil años, cuando agosto adquirió ese nombre debido a las ambiciones del emperador romano Cayo Julio Cesar Octavio, conocido como Octavio Augusto, quien no quería ser menos que Julio Cesar, su predecesor y padre adoptivo. Augustus, que no formaba parte del nombre de nacimiento, fue un título que le confirió el Senado, tomando el adjetivo que significaba "magnífico", "majestuoso", lo mismo que denota hoy augusto en nuestra lengua.

En el antiguo calendario romano, el año comenzaba en marzo, y el sexto mes se llamaba Sextilis, pero en el año 24 antes de nuestra era, Octavio Augusto decidió darle su nombre y, desde entonces, Sextilis se llamó Augustus. Octavio imitaba así al ya fallecido Julio Cesar, quien había hecho lo mismo veintiún años antes con el quinto mes, hasta entonces llamado Quinctilis, que con él pasó a llamarse Iulius en homenaje a la familia Iulia, a la que el emperador pertenecía.

No obstante, dar su nombre a Sextilis le pareció poco a Octavio, quien consideraba que aún no había alcanzado la misma gloria que Julio Cesar, ya que Iulius tenía 31 días, y Augustus, solo 29. Por esa razón, el emperador alteró la duración de varios meses, quitando y poniendo días, hasta lograr que su mes tuviera 31 días. Por eso, aún hoy, dos mil años después, julio y agosto tienen 31 días cada uno.

Dobles participios: imprimido/impreso, freído/frito, proveído/provisto

Los únicos verbos que en la lengua actual presentan dos participios, uno regular y otro irregular, son imprimir (imprimido/impreso), freír (freído/frito) y proveer (proveído/provisto), con sus respectivos derivados. Los dos participios pueden utilizarse indistintamente en la formación de los tiempos compuestos y de la pasiva perifrástica, aunque la preferencia por una u otra forma varíe en cada caso.
 
  Hemos imprimido veinte ejemplares / Habían impreso las copias en papel fotográfico.
  Nos hemos proveído de todo lo necesario / Se había provisto de víveres abundantes.
  Las empanadillas han de ser freídas dos horas antes / Nunca había frito un huevo.

No debe asimilarse el caso de estos participios verbales irregulares con el del nutrido grupo de adjetivos procedentes de participios latinos, como abstracto (del latín abstractus, participio de abstrahere), atento (del lat. attentus, part. de attendere), confuso (del lat. confusus, part. de confundere), correcto (del lat. correctus, part. de corrigere), contracto (del lat. contractus, part. de contrahere), tinto (del lat. tinctus, part. de tingere), etc.

Algunas de estas formas pueden haber funcionado como participios verbales en épocas pasadas del idioma, pero hoy funcionan solamente como adjetivos y, por lo tanto, no se usan en la formación de los tiempos compuestos ni de la voz pasiva de los verbos correspondientes (no se dice *Han contracto matrimonio o *Son correctos por el profesor, sino Han contraído matrimonio o Son corregidos por el profesor). Por lo tanto, la consideración de estos verbos como «verbos con doble participio» carece de justificación gramatical.

Uso correcto e incorreto de "hubieron"

La forma verbal hubieron es la que corresponde a la tercera persona del plural del pretérito perfecto simple o pretérito de indicativo del verbo haber: hube, hubiste, hubo, hubimos, hubisteis, hubieron.
 
  USOS CORRECTOS:
  Esta forma verbal se emplea, correctamente, en los casos siguientes:
  • Para formar, seguida del participio del verbo que se está conjugando, la tercera persona del plural del tiempo compuesto denominado pretérito anterior o antepretérito de indicativo: hubieron terminado, hubieron comido, hubieron salido. Este tiempo indica que la acción denotada por el verbo ha ocurrido en un momento inmediatamente anterior al de otra acción sucedida también en el pasado: Cuando todos hubieron terminado, se marcharon a sus casas; Apenas hubieron traspasado el umbral, la puerta se cerró de golpe. En el uso actual, este tiempo verbal aparece siempre precedido de nexos como cuando, tan pronto como, una vez que, después (de) que, hasta que, luego que, así que, no bien, apenas. Prácticamente no se emplea en la lengua oral y es hoy raro también en la escrita, pues en su lugar suele usarse, bien el pretérito perfecto simple o pretérito de indicativo (Cuando todos terminaron, se marcharon a sus casas), bien el pretérito pluscuamperfecto o antecopretérito de indicativo (Apenas habían traspasado el umbral, la puerta se cerró de golpe).
  • Como forma de la tercera persona del plural del pretérito perfecto simple o pretérito de indicativo de la perífrasis verbal haber de + infinitivo, que denota obligación o necesidad y equivale a la más usual hoy tener que + infinitivo: El director y su equipo hubieron de recorrer muchos lugares antes de encontrar los exteriores apropiados para la película.
  USO INCORRECTO:
  • No se considera correcto el uso de la forma hubieron cuando el verbo haber se emplea para denotar la presencia o existencia de personas o cosas, pues con este valor haber es impersonal y, como tal, carece de sujeto (el elemento nominal que aparece junto al verbo es el complemento directo) y se usa solo en tercera persona del singular. Son, pues, incorrectas oraciones como Hubieron muchos voluntarios para realizar esa misión o No hubieron problemas para entrar al concierto; debe decirse Hubo muchos voluntarios para realizar esa misión o No hubo problemas para entrar al concierto.

"Habemos"

  • En la lengua culta actual, la primera persona del plural del presente de indicativo del verbo haber es hemos, y no la arcaica habemos, cuyo uso en la formación de los tiempos compuestos de la conjugación es hoy un vulgarismo propio del habla popular que debe evitarse en el habla culta. 
  • También debe evitarse en el habla culta el uso de habemos con el sentido de ‘somos o estamos’, puesto que el verbo haber, cuando se emplea para denotar la presencia o existencia de personas o cosas, es impersonal y, como tal, se usa solo en tercera persona del singular: Hay pocos solteros en el pueblo; Había tres personas en la habitación. Por lo tanto, si quien habla desea incluirse en la referencia, no debe emplear el verbo haber en primera persona del plural, como se hace a veces en el habla popular, recurriendo, para el presente de indicativo, a la forma habemos: Habemos pocos solteros en el pueblo, Habemos tres personas en la habitación; debe decirse Somos pocos solteros en el pueblo, Estamos tres personas en la habitación.

lunes, 23 de julio de 2012

Origen de la palabra "protocolo"

En la antigua Grecia, un libro estaba compuesto por hojas de papiro pegadas unas con otras para formar un rollo. La primera hoja de ese largo rollo, en la que constaban, como hoy, los datos fundamentales del libro, se llamaba en griego protokollon, palabra formada por proto- 'primero', 'inicial' y kollon, forma verbal de kollema 'pegado uno con otro', derivado de kolla 'cola'. O sea que, inicialmente, protokollon significó 'la hoja pegada en primer lugar' y así pasó al latín protocollum

En español, 'protocolo' aparece desde 1611 con el sentido de 'actas de una conferencia', 'normas de ceremonial' o 'pasos a dar en orden riguroso para obtener un fin determinado'. Este último sentido, que también existe en el inglés protocol, fue adoptado en la informática para designar el orden de las tareas de una computadora que, por ser realizados sin intervención humana, deben ser planificados con precisión rigurosa (protocolo de Internet, protocolo de correo electrónico).

viernes, 20 de julio de 2012

"Rumores: corren o circulan"

La Fundación del Español Urgente recuerda que cuando se hable de rumores no se utilice únicamente el verbo haber, ya que existen otros más adecuados como correr o circular.
Es habitual en la redacción de noticias la utilización repetida de un verbo (conocidos como «verbo comodín») para determinado significado, con la consiguiente desaparición de otros más apropiados para cada contexto.

Eso es lo que ocurre cuando se emplea el verbo haber para hablar de los rumores sobre tal o cual asunto: «Durante la jornada de ayer hubo rumores de que se suspendería el concierto»; «Hay rumores de que se firmará un acuerdo entre israelíes y palestinos».

Se recuerda que en estos casos, en lugar de haber, hay en español otros verbos más adecuados, más cercanos a la palabra rumor, como correr y circular: «Durante la jornada de ayer corrieron rumores de que se suspendería el concierto»; «Circulan rumores de que se firmará un acuerdo entre israelíes y palestinos».

"La rr en palabras compuestas"

Para mantener el sonido fuerte de la erre entre dos vocales es preciso utilizar la doble erre (rr).

La erre representa dos sonidos diferentes: el que se pronuncia en tara, orilla o herir y el que suena en rata, arroyo o erre. Para representar este último sonido, cuando la erre va entre dos vocales se escribe duplicada (rr), como en perro, que suena de forma distinta que pero.
En las palabras compuestas, cuando el primer elemento termina con una vocal y el segundo empieza con erre, es preciso duplicar la erre para mantener su sonido: anti- + reumático no da antireumático, sino antirreumático (donde se pronuncia como perro).

Sin embargo, es frecuente encontrar formas incorrectas como: contrarevolucionario (por contrarrevolucionario), georadar (por georradar), pararayos (por pararrayos), georeferenciar (por georreferenciar), autoretrato (por autorretrato) o grecoromano (por grecorromano).

Origen de la palabra "quimera"

La palabra quimera ha sufrido, a través del tiempo y del uso, una interesante evolución semántica. Inicialmente Quimera era el nombre de un animal fabuloso, con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón o de serpiente, que echaba fuego por la boca. El poeta griego Hesíodo, en su Teogonía, lo describe con tres cabezas: la principal, de león; una, de cabra, en el centro del lomo, y una de serpiente al final de la cola.

Quimera era una bestia que devastaba los campos y seducía  a las personas, que se le entregaban fascinadas. Era hija de Tifón y Equidna, hermana, esta, de las Gorgonas, por lo que Quimera venía  a ser sobrina de ellas. Era muy peligrosa y difícil de combatir, y nadie podía atacarla de frente porque la bestia lo destruía. El único que pudo con ella fue Belerofonte, hijo de Posidón o Poseidón, dios del mar, y de Niso, hija del rey de Megara. Yóbates, a quien su yerno, Preto, rey de Tirinto, le había encargado asesinar a Belerofonte por una intriga de su mujer, envió a este a matar a Quimera, creyendo que no podría hacerlo, y que mas bien ella lo mataría  a él. Pero Belerofonte se elevó montado sobre Pegaso, el caballo con alas, y cayó desde lo alto sobre Quimera y le dio muerte, en lo que podría ser el primer combate aire-tierra de la historia. Se cuenta que Belerofonte puso en la punta de su lanza un trozo de plomo, que, al derretirse por el calor del fuego que Quimera despedía de su boca, la mató.

Según Virgilio cuenta en la Eneida, la nave del héroe troyano Eneas se llamaba Quimera, y llevaba en la popa una figura de aquel fabuloso animal.

No es difícil comprender cómo la palabra quimera pasó a representar lo irrealizable, lo inalcanzable, lo fabuloso. Primero es lo que materialmente no puede ser. Pero luego pasa a significar también lo ideal, lo fantasioso, el producto de la imaginación. Del nombre Quimera se pasó a lo quimérico, lo imposible, identificable con la Utopía.

En el DRAE hay tres acepciones de la palabra quimera: ³Monstruo imaginario que, según la fábula, vomitaba llamas y tenía cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón. || 2. Aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo. || 3. Pendencia, riña o contienda². Los más modernos diccionarios suprimen la última acepción,  o la dan como rara, y privilegian la acepción relativa a lo ideal, lo ilusorio, remitiendo a un segundo plano el nombre de la bestia mitológica.

La palabra quimera, que inicialmente es nombre propio y luego se desdobla en nombre común, es vieja en Castellano, pero su aparición en el DRAE es algo tardía,  en la edición de 1780, aunque con la sola acepción de ³Pendencia, riña, o contienda (Š)². Es en la de 1803, ya en el siglo XIX, que aparece la definición luego consolidada como principal: ³Lo que se propone a la imaginación como posible, o verdadero no siéndolo².

La palabra Quimera deriva del vocablo latino Chimaera (animal fabuloso), que a su vez  proviene del griego khímaira, con igual significado. Corominas advierte que entra a nuestro idioma de manera indireta, a través de cimera (derivada, esta sí, directamente de la latina Chimaera), nombre de la figura de una quimera que lucía en lo alto de los yelmos de las antiguas armaduras con que se protegían  los combatientes.

"Robar" en lugar de "sustraer"

La Fundación del Español Urgente recomienda que en las informaciones sobre delitos contra la propiedad se prefiera el verbo robar en lugar de sustraer, propio de la jerga policial y de informes jurídicos.

En las informaciones sobre delitos contra la propiedad (robos, atracos, hurtos...) se tiende a usar en exceso el verbo sustraer, propio únicamente de la jerga policial y de la redacción de informes jurídicos, y ajeno al léxico empleado cotidianamente por los hablantes de español: «Los delincuentes sustrajeron un saco con 36.000 dólares»; «Los presuntos culpables están acusados de sustraer un camión cargado de mercancía».

Se aclara que no se trata de una incorrección, pues ese verbo tiene el significado que se le da en las informaciones, sino de una cuestión de estilo al redactar, y recuerda que conviene huir del estilo rebuscado y alejado del español común.

En los anteriores ejemplos hubiera sido más recomendable escribir: «Los delincuentes robaron un saco con 36.000 dólares»; «Los presuntos culpables están acusados de robar un camión cargado de mercancía».

"El gerundio"

El gerundio, es de gran importancia y versatilidad expresiva. Es, pues, necesario aprender a usarlo, y de ese modo asegurar su supervivencia.

El infinitivo, el gerundio y el participio son los llamados derivados verbales, formas del verbo que no se conjugan. Sin embargo, aunque no se conjuguen sí poseen las demás características de las otras formas del verbo: tienen sujeto y  complementos verbales, corresponden a las diversas personas gramaticales, indican determinados tiempos, etc.

El buen uso del gerundio requiere conocer ciertos detalles. En primer lugar, que generalmente se lo emplea en relación con un verbo principal, al cual complementa. En ciertos casos puede usarse en forma autónoma, sin conexión, al menos aparente, con otro verbo, pero  eso es excepcional y lo veremos más adelante.

Algo que hay que observar al usar un gerundio es que el tiempo de este está en relación con el tiempo del verbo principal. En principio, el gerundio enuncia una acción en curso, que está ocurriendo, y va bien empleado cuando indica una acción que ocurre simultáneamente con la del verbo principal: La gente iba alegre y cantando; Llegamos al teatro comenzando el concierto; El muchacho entró corriendo. Aquí hay simultaneidad de las acciones de ir, llegar y entrar, con las acciones de cantar, comenzar y correr. Lo mismo ocurre en Caminando nosotros por el parque vimos a María,  pero en este caso, aunque hay simultaneidad entre las  acciones de caminar y ver, por lo que el gerundio está bien empleado, tal simultaneidad se refiere a un momento de la acción de caminar, y no a toda ella.

También está bien empleado el gerundio cuando su acción es anterior a la del verbo principal. En las oraciones Quitándome la cadena se la entregué al asaltante, Saliendo del cine vimos un tumulto en la esquina, Sólo corriendo llegaremos a tiempo, las acciones de quitar, salir y  correr son anteriores a las de entregar, ver y llegar.

Asimismo está usado con propiedad el gerundio cuando indica una acción inmediatamente posterior a la del verbo principal: La mujer salió, dando un portazo: obviamente, la acción de dar un portazo es inmediatamente posterior a la de salir; Me asomé a la ventana, viendo cómo el ladrón corría hacia la esquina: la acción de ver es inmediatamente posterior a la de asomarme; Me desperté, oyendo gritos en la calle: la acción de oír sigue de inmediato a la de despertarme.

Está mal empleado el gerundio cuando su acción es muy posterior a la del verbo principal. En El asesino huyó, siendo detenido más tarde por la policía, la acción de siendo detenido es muy posterior a la del verbo huir, y por eso su uso es impropio. Lo mismo ocurre en no pagaron las cuotas, siendo ejecutada la hipoteca por el banco y Dormimos en una posada del camino, llegando al día siguiente a nuestro destino.

"Parapeto"

El pueblo venezolano posee una gran riqueza  expresiva. Tal cosa ocurre, en general, con los hablantes del Castellano, pero en los venezolanos ese fenómeno se da con ciertas peculiaridades. Esto puede verse, por ejemplo, en el uso que en nuestro país solemos dar a ciertas palabras, que difiere del que se les da en otros lugares. Tal el caso, entre muchos otros, del sustantivo parapeto (del italiano parapetto).

Según el DRAE parapeto es, en el lenguaje de la Arquitectura, una Pared o baranda que se pone  para evitar caídas, en los puentes, escaleras, etc..  Y en el lenguaje militar un Terraplén corto, formado  sobre el principal, hacia la parte de la campaña, que  defiende de los golpes enemigos el pecho de los soldados. En ambos casos, pues, se trata de construcciones que sirven para evitar eventuales peligros de caídas o agresiones: En lo alto de la colina había un parapeto tras del cual los visitantes miraban el paisaje sin peligro de caerse; Un parapeto construido sobre el  muro permitía a los soldados resguardarse de posibles ataques². De ahí que el verbo parapetarse, también según el DRAE, signifique Resguardarse con parapetos u otra cosa que supla  la falta de estos. 2. Precaverse de un riesgo por algún medio de defensa: Los soldados se parapetaron detrás del muro²; Los demagogos se parapetan tras de sus falsas promesas.

Tales significados del sustantivo parapeto y del verbo parapetarse se usan en Venezuela. Pero también usamos ambos vocablos con un significado diferente y peculiar. El mismo DRAE registra, con marca de venezolanismo, el verbo parapetear (no confundirlo con parapetarse, del cual, sin duda, es una variante), que,  aunque el diccionario no lo señala, es obvio que deriva de parapeto. Dice el DRAE: ³Parapetear: coloq. Ven. Dicho de un médico: Asistir a un enfermo sin llegar a  curarlo completamente. 2. coloq. Ven. Arreglar algo a medias. 3. pronominal. Ven. Ingeniárselas para cubrir con pocos recursos las necesidades, en  especial las económicas². Curiosamente, en el DRAE no aparece la forma peculiar como usamos también el sustantivo parapeto.

Efectivamente, en Venezuela decimos, por ejemplo, Voy a parapetear mi carro viejo para ver si lo vendo; Mi mamá está mejor. El médico la  parapeteó un poco, pero todavía no está del todo bien;  La vida está muy cara. Pero quince y  último nos parapeteamos como podemos.

En cuanto a parapeto, el Diccionario de venezolanismos (M. J. Tejera et al.)  registra las siguientes acepciones: ³1. Andes y Lara. Andamio o armazón improvisado. 2. Lara. Cachivache, cosa inútil o que no funciona bien. 3. fig. Zulia. Regaño, trampa, mentira.

No es raro, en efecto, oír expresiones como Chico, vende ese parapeto, que no sirve para nada, refiriéndose a un carro viejo y deteriorado; ¡No  me vengas con ese parapeto, que no te lo cree nadie, en rechazo de una mentira.

También es posible, aunque este diccionario no  lo registra, que se hable de un parapeto mental o  psicológico. ³Mi marido es muy celoso y se la pasa con un parapeto en la cabeza²; Ten cuidado con esa gente, que están preparando un parapeto contra ti. Posiblemente de  esta expresión proviene otra, que se emplea más o menos con el mismo o parecido  significado: "Andar con un escaparate al hombro".

"Reyes" y "monarcas"

Se advierte sobre el uso erróneo de la palabra monarcas referida a los reyes de un país.


Utilizar monarcas para designar a los reyes es incorrecto, pues solo el rey es el monarca. Los términos monarca y soberano ('que ejerce la autoridad suprema') equivalen siempre a rey ('jefe de Estado'); todo rey es siempre jefe de Estado y, por tanto, también es monarca y soberano; por el contrario, una reina no siempre es jefa de Estado y, por tanto, únicamente es soberana y monarca si ejerce la autoridad suprema del país.


"Imprimido / impreso"

Los vocablos imprimido e impreso, ambos son participios pasivos del verbo imprimir. El primero es regular y el segundo irregular.

En principio, ambos pueden emplearse libremente en cualquier caso. Sin embargo, en la práctica se han ido produciendo preferencias. Impreso se usa generalmente cuando se emplea como adjetivo: Un libro impreso en Argentina ; Ya la revista está impresa. También cuando se emplea como sustantivo: Están circulando unos impresos infamantes; Voy a mandar a hacer unos impresos de propaganda.

Imprimido se usa libremente en los tiempos compuestos de los verbos:  Ya hemos imprimido  la mitad de la edición; Cuando ya hayan imprimido todo le avisamos.

Sin embargo, en Hispanoamérica se da una  vacilación, y muchas veces se prefiere emplear la  forma irregular, impreso, para los tiempos  compuestos: Para mañana ya habrán impreso todo; Cuando ya habíamos impreso una buena cantidad, se detectó una errata muy grave y hubo que detener la  impresión para corregirla. Pero esto no es una  regla, sino una simple preferencia. Si en estos  casos se emplea impreso no se comete ningún error.

Al respecto el Diccionario panhispánico de dudas advierte: Aunque existe hoy una clara tendencia a preferir el uso de la forma irregular impreso, ambos participios pueden utilizarse  indistintamente en la formación de los tiempos compuestos.

"Perverso"

El adjetivo “perverso” es uno de los vocablos más fuertes  de que disponemos en nuestro idioma para denigrar de una persona. Su carga ofensiva, injuriosa y difamatoria es enorme, y por eso no debe hacerse uso de ella alegre e indiscriminadamente. Cuando tildamos a alguien de  “perverso”, la calificación debe estar muy bien fundamentada.  De lo contrario, atribuir tal condición a quien en realidad no la tenga puede ser contraproducente, y convertirse así en una perversidad de quien de tal modo actúa.

El DRAE define el adjetivo “perverso” como  ”Sumamente   malo, que causa daño intencionadamente. || 2. Que corrompe   las costumbres o el orden y estado habitual de las cosas”. Esta definición no refleja fielmente la fuerza semántica con  que el vocablo “perverso” suele aplicarse, para calificar a las  personas que actúan de una manera realmente vil, causando a otros un daño de gran intensidad. No se trata de atribuirle a  alguien una maldad pura y simple; tiene que ser una maldad de grueso calibre. Otros diccionarios son en este sentido más precisos. El Diccionario de uso del español de América y España VOX, por  ejemplo, dice: “perverso, -sa: (persona) que obra con mucha maldad y lo hace conscientemente o disfrutando de ello: esta rubia venezolana es la perversa protagonista de la nueva  telenovela. 2. Que implica o denota perversidad: perversas costumbres; la venganza es una acción perversa; tanto Buñuel como Saura establecen una relación perversa entre la frustración sexual y el deseo”.

Aunque los diccionarios no lo advierten, frecuentemente  se aplica también el calificativo “perverso”, no sólo a las personas,  sino también a determinadas cosas: “Esta es una ley  perversa”;  “Esa empresa es una entidad perversa”; “El tribunal actuó  de una manera perversa”.

El adjetivo “perverso” forma parte de una amplia familia  de palabras, entre las cuales figuran los sustantivos “perversidad” y “perversión”; los adjetivos “pervertido” y “pervertidor”; el verbo “pervertir”. Todas ellas derivan directa o indirectamente del verbo “verter”. “Perverso”, concretamente, conocida ya desde el siglo XV, deriva del adjetivo latino “perversus”, que tiene el mismo significado.

"Resort", anglicismo innecesario

La Fundación del Español Urgente recomienda que se evite el uso del anglicismo resort y se opte, dependiendo del contexto, por las expresiones españolas complejo hotelero, complejo turístico o centro vacacional.

El mes de agosto es uno de los más populares para tomar unas vacaciones y estos días abundan las noticias en las que se informa de dónde las pasarán los políticos y otras personas de interés popular: «Michelle Obama disfrutará del verano en un resort de la Costa del Sol» o «Sneijder y su novia veranearán en un exclusivo resort de lujo en Siena».

En el sector turístico, un resort es una instalación en torno a un hotel, que cuenta con una variada gama de servicios y actividades para sus clientes, como piscinas, campos de golf, discotecas y restaurantes, etc., que suelen estar ubicados en edificios diferentes dentro de un mismo recinto. En español, dicha instalación se denomina complejo hotelero, complejo turístico o centro vacacional.

Por tanto, en los ejemplos anteriores hubiera sido más adecuado decir: «Michelle Obama disfrutará del verano en un complejo turístico de la Costa del Sol» y «Sneijder y su novia veranearán en un exclusivo complejo hotelero de lujo en Siena».

Además, la Fundación del Español Urgente, que trabaja con el asesoramiento de la Real Academia Española, recuerda que las expresiones health resort y ski resort son sinónimas, respectivamente, de las formas propias del español balneario o espá y estación de esquí.

Origen de la palabra "samba"

Samba es un nombre genérico de varios bailes brasileños de origen africano, pero, debido a la fama internacional que ha adquirido el Carnaval carioca, se aplica hoy en forma casi exclusiva a ese tipo de música que las escolas carnavalescas interpretan en el Sambódromo de Río de Janeiro, creado en 1984 por iniciativa del antropólogo Darcy Ribeiro. 

No existe certeza sobre el origen de la palabra 'samba', aunque las dos hipótesis más aceptadas apuntan hacia el continente africano, ambas presentadas por el misionero sueco K. E. Laman en su Dictionnaire kikongo-français. Según una de ellas, el nombre de la música carnavalesca brasileña más famosa puede provenir de la lengua congolesa quioco, en la cual samba significa "hacer cabriolas, saltar, divertirse como un cabrito". La otra posibilidad es que provenga de la palabra del idioma kikongo sèmba, que se refiere a un baile en el cual un bailarín o una bailarina golpean con su pecho el pecho de otro u otra. 

Un resabio de esta costumbre subsistía hasta hace algunas décadas en la samba carioca, en la llamada umbigada 'ombligada', un golpe de los bailarines con pecho y vientre, que se ha ido perdiendo en las escolas de samba durante las últimas décadas del siglo pasado. 

Más recientemente, la etnolingüista brasileña Yeda Pessoa de Castro atribuyó, a samba origen en el quimbundo (ku)samba 'rezar, orar', en su trabajo Falares africanos na Bahia (2001). 

La Academia Española indica que se trata de un sustantivo femenino, mientras que en los países sudamericanos suele usarse con mayor frecuencia el masculino, probablemente por influencia del portugués de Brasil de donde tomamos el vocablo.

"Repatriar", acentuación

Se considera necesario explicar la acentuación del verbo repatriar.

En español hay sustantivos que pueden escribirse con o sin tilde y ambas formas son correctas. Lo mismo sucede con los tiempos de la conjugación de algunos verbos, y ese es el caso de repatriar, que puede conjugarse siguiendo el modelo de anunciar:

yo repatrio, tú repatrias, vos repatriás, usted repatria, él repatria, nosotros repatriamos, vosotros repatriáis, ustedes repatrian, ellos repatrian.
O bien según el modelo de enviar:

yo repatrío, tú repatrías, vos repatriás, usted repatría, él repatría, nosotros repatriamos, vosotros repatriáis, ustedes repatrían, ellos repatrían.

Puede observarse que en las formas conjugadas con nosotros, vos y vosotros la acentuación es la misma para los dos modelos de conjugación.

La Fundéu recomienda que cuando se utilice el verbo repatriar se opte por una de las dos formas de acentuación y se evite mezclarlas en una misma noticia.

"Remiso, reacio, reticente: claves para distinguirlas"

A pesar de que los significados de estas palabras son muy próximos, hay ciertos matices que las distinguen y conviene tener presentes: quien es remiso es indeciso o inactivo; quien es reacio es opuesto o contrario, y quien es reticente es callado o desconfiado.

Es posible que «remiso» y «reticente» se usen con el fin de evitar la reiteración de «reacio», y aunque en ocasiones la sustitución sea adecuada, se recomienda no hacerla sistemáticamente y sin tener en cuenta los matices señalados.

"Remasterizar", un neologismo necesario

La Fundación del Español Urgente recomienda que se recurra al verbo remasterizar para referirse al proceso técnico digital de mejora de calidad del sonido o imagen de un máster o matriz, pues considera que es este un neologismo necesario en nuestra lengua.

El verbo remasterizar, tan citado a raíz del 40º aniversario del álbum «Abbey Road», de los Beatles, alude a un proceso técnico muy concreto en el que se toma una grabación, ya sea de audio o de vídeo, y se mejora la calidad de su sonido o de su imagen empleando la tecnología digital actual.

El nombre remasterización designa el proceso por el que se crea un nuevo máster o matriz, es decir, una nueva copia de la que se obtienen los ejemplares que se comercializan. Como tantos neologismos relacionados con el léxico tecnológico, la voz remasterizar procede del inglés, en concreto de to remaster, que viene, a su vez, del sustantivo master, en español máster, tal y como ya lo recoge el Diccionario panhispánico de dudas.

Se trata de un neologismo adaptado a nuestra lengua, formado según las reglas propias del español y que tiene un significado propio que lo diferencia de otros términos cercanos: remasterizar no es reeditar (pues para reeditar una obra lo único que se precisa es haber agotado la edición anterior); no es regrabar (ya que se trata de mejorar la grabación existente de una obra, no de volver a grabarla) y no es remezclar (pues la base de la obra musical o la película no se modifica para obtener una versión diferente). Aunque la remasterización a veces coincide con una reedición y, menos a menudo, con una remezcla o un remontaje, es un proceso distinto que hay que diferenciar de los otros.

Visto lo anterior, se recomienda que remasterizar se emplee allí donde corresponda sin titubeos ni vacilaciones, pues es un término adaptado a nuestra lengua con un significado propio y una voz avalada por el uso.

Origen de la palabra "solsticio"

Se llama así al instante en que el sol alcanza el Trópico de Cáncer, situado en el hemisferio norte, o el de Capricornio, en el sur, lo que ocurre cada año alrededor del 21 de junio y del 21 de diciembre, respectivamente. El solsticio de verano (hemisferio norte, invierno en el sur) de 2012 ocurre hoy, miércoles 20 de junio a las 20:09, hora de Montevideo, Buenos Aires y Brasilia, cuando en México D.F. serán las 18:00 h y en Madrid y Barcelona, la 1:00 del jueves 21.
Los equinoccios, en cambio, se producen alrededor del 22 de septiembre y del 21 de marzo, cuando el sol se ubica sobre la línea del Ecuador, equidistante de ambos hemisferios. 

Los latinos llamaba solstitium, solstitii a esta posición del astro, palabra formada por sol y stare 'quedar estacionado en lugar', porque al llegar a los trópicos el sol se mueve más lentamente con relación a su posición del día anterior.

Origen de la palabra "toalla"

Se trata de una antigua palabra germánica, que puede haber llegado al castellano a través del portugués toalha o bien del catalán tovalla o, aun, del italiano tovaglia. En castellano antiguo se usó toaja, tobaja y tovaja

El vocablo original sería el germánico thwahljo 'baño', que aparece también en el gótico twahl 'baño' y en el escandinavo antiguo thvâl 'jabón'. 

En el lenguaje deportivo se usa la expresión tirar la toalla o arrojar la toalla para denotar la costumbre de que el cuidador de un boxeador arroje una toalla sobre los púgiles para dar por terminada la pelea cuando su pupilo está en inferioridad de condiciones. Por extensión, ambas expresiones se usan también en el lenguaje general con el sentido de darse por vencido.

Origen de la palabra "reloj"

Antigua palabra proveniente del latín horologium y esta del griego hôrologion —compuesta por hôra 'hora'+ legion 'indicar', 'anunciar'—, que se extendió a varias lenguas latinas: horloge, en francés; relógio, en portugués; orologio, en italiano; rellotge, en catalán. En la forma española hay aféresis de ho- y apofonía en ro, que cambia a re, así como apócope de los tres fonemas finales del latín. Entre los latinos se empleaba generalmente con la denotación de 'reloj de sol', pero Vitruvio y Casiodoro llamaron horologium aquatile 'reloj de agua' a la clepsidra. Corominas asegura que la palabra arribó al castellano a partir del catalán, pasando inicialmente por reloje y afirma que se llegó a la forma actual a partir del plural relojes.
 
Recordemos que en Andalucía y en muchas regiones de América es frecuente oír reló.
Al parecer, el primer reloj público con agujas, tal como los de hoy, se instaló en 1326 en Alemania, el segundo, en 1344 en Padua, el tercero, de fabricación alemana, se ubicó en París en 1370; el cuarto fue el de la catedral de Barcelona, en 1393 y el quinto, el de Sevilla, en 1396. Como vemos, las nuevas tecnologías se difundían a fines de la Edad Media algo más lentamente que hoy.

Origen de la palabra "parangón"

Los alquimistas fracasaron en la investigación en pos de una fórmula que les permitiera trasmutar en oro todos los metales. Sin embargo, su trabajo permitió que el hombre avanzara en el conocimiento de las sustancias, preparando el terreno para el advenimiento de la química, que llegaría en el Renacimiento. 

Descubrieron, por ejemplo, el secreto de la piedra de toque, utilizada hasta hoy por los joyeros. Se trata de cierta variedad de cuarzo, la lidita, que al ser frotada contra un objeto de oro queda con una ligera marca sobre la cual se aplican reactivos. De esta manera, el profesional logra saber si el objeto es realmente de oro y cuál es su grado de pureza. 

La lidita o jaspe de Egipto se usa desde muy antiguo, pero los alquimistas preferían llamarla piedra de toque o paragón, palabra tomada del italiano paragonare "someter el oro a la prueba de la piedra de toque". La voz italiana provenía del griego parakonein "aguzar", "afilar", "sacar punta", derivado de akoné "piedra de afilar", "piedra pómez". 

La voz paragón se halla registrada en nuestra lengua desde el siglo XVI, con el sentido de «comparación», pero muy pronto el uso la fue convirtiendo en parangón, aunque el Diccionario de la Real Academia reconoce aún hoy ambas formas.